miércoles, 16 de septiembre de 2009

Paranoid


Descamisado. Sentado a los pies de la cama. La cabeza entre las manos y los codos sobre las rodillas. El pelo alborotado le asomaba a mechones entre los dedos. Las ojeras le sostenían la mirada. La mirada se perdía más allá de la sucia moqueta. Salió de su ensimismamiento cuando oyó que tocaban a la puerta.
“Está abierto”.
En el umbral se dibujó la silueta de una mujer, que tras observarle unos segundos con la cabeza apoyada en su brazo, el brazo en el marco de la puerta, cerró y se acercó lentamente.
Inclinándose, aproximó su nariz a la de él hasta casi pegarlas, y le susurró: “Hola cariño. Pareces triste. ¿Vamos a pasarlo bien un ratito?”. Finalizaba cada frase con un suave ronroneo que olía a chicle de menta. Le acarició las setenta y dos horas de barba que poblaban su cara. “En cuanto me des las pelas, acabo con tus penas”. Él agachó la cabeza y sin mirar, señaló hacia atrás una silla a la izquierda de la cama. Un billete de cincuenta asomaba del bolsillo de la camisa allí colgada.
La prostituta cogió el dinero y tras ponerlo rápidamente en su bolso, se descalzó y se le aproximó a gatas por la cama, abrazándolo por la espalda. “¿Qué te apetece hacer?”.
“He terminado con mi mujer porque ella no podía ayudarme con mis ideas”, le dio él por respuesta.
“Vaya, ¿en serio? Bueno…yo no soy tu mujer. Tenemos media horita para tus ideas”. Fingida condescendencia para acabar más rápido. La chica metió los brazos por debajo de sus axilas y dirigió sus manos abdomen abajo, suavemente, hasta la cremallera de los pantalones. Comenzó a desabrocharla.
“¿Sabes? La gente piensa que estoy loco, porque siempre ando con el ceño fruncido”. Hablaba con relajada pesadumbre. Ojos cerrados. Inmóvil. Ella seguía faenando con los botones y ronroneando palabras olor a menta. “Tienes que relajarte, cariño”.
“Todo el día pienso en cosas, pero nada parece satisfacerme. Creo que perderé la cabeza si no encuentro algo que me tranquilice”. Levantó la mirada por encima del hombro y le imploró: “¿Puedes ayudarme a ocupar la mente?”.
“Cariño, yo puedo ayudarte a muchas cosas”.
La prostituta bajó de la cama y se puso frente a él. Lo empujó suavemente hacia atrás y arrodillándose comenzó a bajarle los pantalones.
“Necesito alguien que me enseñe las cosas de la vida que no puedo encontrar. No puedo ver las cosas que dan la verdadera felicidad. Debo estar ciego”, continuaba su sordo diálogo, ahora con el techo.
Impulsivamente se incorporó de la cama y cogió entre sus manos la cara de la chica. Mirándola a los ojos, con una intensidad impropia de quien no conoce a quien observa, le dijo: “Gasta una broma y suspiraré, tú reirás y yo lloraré.”
Ella soltó una carcajada, “Cariño, ¿eres poeta o algo así? Siento decirte que no puedo hacerte feliz más de media hora con lo que me has dado”.
“La felicidad no la puedo sentir. Para mí el amor es algo irreal.” Una indescifrable sonrisa se dibujó en su cara. “Y así como oyes estas palabras que hablan de mi estado, yo te digo que disfrutes de la vida”.
Un mal disimulado escalofrío recorrió el cuerpo de la prostituta. Lo ocultó con teatral amabilidad y se abrigó en su instinto, que le decía que no había peligro cierto. “Cariño, hago lo que puedo, de veras”. Ella se levantó, le puso el dedo índice en los labios. “Shhhhh”. Con su mano izquierda lo empujó suavemente hasta tumbarlo otra vez.
“Yo desearía poder, pero es demasiado tarde para mí”.
Ni una palabra más el tiempo que les quedó juntos. Él ahogó su mirada en el techo. Ella hizo su trabajo y se fue. Él escribió una canción. Ella nunca la escuchó.
Paranoid
Finished with my woman
'cause she couldn't help me with my mind
People think I'm insane
because I am frowning all the time
All day long I think of things
but nothing seems to satisfy
Think I'll lose my mind
if I don't find something to pacify
Can you help me, occupy my brain?
Oh yeah
I need someone to show me
the things in life that I can't find
I can't see the things that make true happiness,
I must be blind
Make a joke and I will sigh
and you will laugh and I will cry
Happiness I cannot feel and
love to me is so unreal
And so as you hear these words
telling you now of my stateI tell you to enjoy life
I wish I could but it's too late

2 comentarios:

Anónimo dijo...

colosal
C.

Anónimo dijo...

¿Puedes ayudarme a ocupar mi cerebro?
Oh sí!
Sigue asi