jueves, 8 de octubre de 2009

Nueva página

La soledad de la medusa estrena nuevo refugio gracias a alguien con mejor maña que una servidora:

http://lasoledaddelamedusa.co.cc/

Gracias.

jueves, 1 de octubre de 2009

California living. Primeras impresiones.


Veintidós horas de viaje incluyendo escalas, me dejaron al refugio de una pareja de amigos que parecieran conocerme de siempre y no de sólo unos meses. San Francisco, la bahía y los rascacielos me dieron la bienvenida de madrugada. El jet lag no me dejó disfrutar de un primer día en Berkeley, y casi sin darme cuenta estaba metida en un tren a San José y en bus a Santa Cruz: destino final.

Los taxis también son amarillos. Un corpulento rubio llamado Jan, con cazadora de cuero negro, me deja en el hotel: “aquí tienes mi tarjeta, para cualquier cosa que necesites”.

Un ángel de Los Ángeles me guía hasta el campus. Allí me explican una a una las torturas a las que seré sometida si oso saltarme algo de lo dispuesto en mi visa de investigadora. En la zona de ocio, hermandades y fraternidades se disputan a los recién llegados.
Reunión de grupo en el departamento. Un libro que leer para ayer. Parece que aquí se trabajará duro.

Vuelta al hotel. No hay cadáver flotando en la piscina. No hay restaurante. No hay tiendas. Joey’s pizza llama a mi puerta.
Mientras tecleo estas letras, portátil sobre las piernas, arrincono mi soledad pasajera, de recién llegada, en el borde izquierdo de una cama gigante de 2x2.
Y por supuesto, en la mesita de noche, junto a la guía de teléfono, el tópico que se revela cierto. El amparo de las almas perdidas: en el cajón hay una Biblia.

Pronto llegarán, seguro, las segundas impresiones. Esto es sólo un pequeño guiño desde el otro lado. Escribir y leer mata la saudade, y de ella, aún queda bastante.